Muchas investigaciones han verificado que los sonidos por las notas y sus frecuencias actúan directamente sobre la salud de las personas.
Por ejemplo, el oncólogo Mitchell L. Gaynor publicó en su libro "The Sounds of Healing" (edición del Águila) trabajos y reflexiones sobre el uso de cuencos de cristal en la terapia del cáncer. Los resultados, según él, son convincentes porque verificó que tocar su cuenco de cristal y cantar mantras o sonidos favorecía un terreno de autocuración para limitar los tratamientos químicos. El principio es simple pero complejo. La energía del sonido es guiada por el jugador de tazón por su Intención (La Palabra). Interactúa en los niveles más sutiles (cuerpos energéticos) con el cuerpo físico gracias a los puentes que son los chakras. La repetición regular en el uso del cuenco de cristal y la fuerza de voluntad sirven para la purificación, armonización y liberación de recuerdos bloqueantes.
Las terapias y prácticas alternativas (Feng-shui, Reiki, masajes, sofrología, musicoterapia, yoga...) están aprovechando cada vez más los cuencos de cristal para amplificar los beneficios de su práctica.