El cuenco de cristal sigue siendo bastante íntimo en las prácticas de cuidado alternativo en comparación con su contraparte de metal. Este último ofrece muchas posibilidades en horizontalidad mientras que el cuenco de cuarzo nos abre a la verticalidad. Son complementarios y requieren una gran vigilancia para elegirlos y usarlos sabiamente. El cuenco de metal actual está lejos del cuenco de 7 metales que transmite la leyenda tibetana y, sin embargo, esta propuesta comercial aún florece en las farmacias de especialistas.
Elegir su cuenco de cristal es, ante todo, conocer sus necesidades, sus afinidades y discernir sus usos porque la variedad es grande y el costo a veces caro.
En cualquier caso, acoger a un compañero cristalino en el hogar es atreverse a iluminar y compartir esta música de las esferas con aquellos que están listos para descubrirla. Los tiempos venideros seguramente darán la razón a los hombres y mujeres de buena voluntad que trabajan al servicio de la dimensión cristalina para establecer las bases de una nueva Tierra.